Ley Bosman, el fallo que desangró el fútbol sudamericano

Ley Bosman, el fallo que desangró el fútbol sudamericano

Hace treinta años, el fútbol mundial no tenía un claro dominador. Europa todavía no ejercía el control absoluto que muestra en la actualidad, y Sudamérica, gracias a sus grandes figuras, competía en pie de igualdad... hasta que una decisión judicial lo cambió todo.

El 15 de diciembre de 1995, el deporte rey vivió un terremoto: la resolución de un tribunal de la Unión Europea, famosa como la Ley Bosman, acabó con las limitaciones que permitían inscribir solo tres o cuatro jugadores foráneos en los equipos de la comunidad.

El continente europeo, que antes atraía solo a estrellas sudamericanas como Diego Maradona o Zico, se convirtió en el hogar de numerosos futbolistas de Brasil, Argentina, Uruguay o Colombia.

Esta decisión surgió de la queja del exjugador belga Jean-Marc Bosman, quien luchó contra las barreras para unirse a un equipo francés. Además de otros ajustes, la sentencia facilitó que los futbolistas con raíces europeas obtuvieran la nacionalidad y no se consideraran extranjeros.

El exjugador uruguayo Gustavo Poyet, que en esa época dejó el River Plate de Montevideo para destacar en clubes europeos como el Zaragoza, el Chelsea y el Tottenham, evoca ese cambio.

"Fui uno de los primeros en beneficiarme de la Ley Bosman (...) al obtener la nacionalidad española, me convertí en un jugador local en Europa, lo que me permitió acceder a ligas en otros países", explica a la AFP.

Estas novedades alteraron el equilibrio de la intensa competencia de los últimos treinta años entre Europa y Sudamérica, que pasó de liderar en torneos de clubes y selecciones a quedar rezagada en el palmarés por la constante salida de talentos.

"Una mina"

El aniversario de la Ley Bosman coincide con la primera edición de un Mundial de Clubes ampliado a 32 equipos, ganado en julio por el Chelsea de Inglaterra.

Antes, la balanza favorecía a Sudamérica. En la Copa Intercontinental, el balance era positivo para los sudamericanos hasta 1995: 20 trofeos frente a 14 europeos.

Posteriormente, la situación se revirtió. De 1996 a 2025, 25 clubes europeos se llevaron la Intercontinental y el Mundial de Clubes, que se creó después, mientras Sudamérica sumó solo seis victorias, la última por parte del Corinthians en 2012.

Desde la perspectiva europea, Sudamérica dejó de ser un competidor para convertirse en una fuente inagotable de talentos.

"Los jugadores", procedentes en su mayoría de áreas de bajos recursos, "deciden marcharse pronto, a edades tempranas", señala el exfutbolista colombiano Hamilton Ricard.

Tras la Ley Bosman, los clubes y los ojeadores descubrieron que en Sudamérica "hay una mina de oro", añade desde la ciudad de Cali.

En 2025, Sudamérica registró cifras récord de exportaciones (1.385) y traspasos (709 millones de dólares), de acuerdo con la FIFA.

Clubes transformados

Antes de que Ricard llegara al Middlesbrough desde el Deportivo Cali en 1997, Faustino Asprilla era el único colombiano en la liga inglesa. Hoy, más de veinte compatriotas han jugado allí.

La estructura de los clubes europeos ha cambiado, ya que "se ha incrementado notablemente el número de jugadores foráneos", detalla el abogado venezolano Antonio Quintero, experto en derecho deportivo.

El último ganador de la Liga de Campeones antes de la ley, el Ajax de Ámsterdam, contaba con solo tres jugadores sin pasaporte holandés.

En contraste, el Chelsea tenía en su plantilla 16 extranjeros, entre ellos cuatro sudamericanos, cuando ganó el reciente Mundial de Clubes.

"Si los jugadores sudamericanos permanecieran en Brasil, Argentina o Uruguay, los equipos americanos tendrían más chances", comentó entonces el técnico del PSG, Luis Enrique.

El ejemplo más claro de este cambio es el título del Inter de Milán en 2010, logrado con apenas un italiano en el campo, el defensor Marco Materazzi.

Más viejos

En los Mundiales de selecciones, el patrón es similar: antes de 1995, Sudamérica lideraba con ocho títulos por siete europeos.

Después de la ley, solo dos naciones sudamericanas han ganado, frente a cinco europeas.

Entre varios factores, los analistas destacan el músculo financiero de los equipos europeos y la salida precoz de jóvenes promesas hacia el Viejo Continente justo cuando comienzan a destacar en sus clubes formadores.

Esto representa "un problema grave", afirma a la AFP José Carlos Brunoro, exdirigente del Palmeiras de Brasil que presenció esta evolución.

Los clubes sudamericanos "deben vender a los jóvenes muy pronto" para "sostener al equipo", considera. "Hay un beneficio económico con las ventas, pero no un desarrollo deportivo".

Dada la imposibilidad de retener a las nuevas estrellas, "los clubes contratan jugadores más veteranos", usualmente leyendas cerca de la jubilación, "para mantenerse competitivos", añade Brunoro.

El equipo inicial del París Saint-Germain, campeón de Europa en mayo, tenía una media de edad de 25 años, mientras que el del Flamengo, que levantó la Libertadores en noviembre con una de las plantillas más costosas de América, llegaba a los 31.

"¿Qué solución hay para evitar esto, no vender jugadores? Es imposible", concluyó recientemente el entrenador del Mengão, Filipe Luís.