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Barracas Central, el equipo ligado a Chiqui Tapia que genera dudas en el fútbol argentino

Barracas Central, el equipo ligado a Chiqui Tapia que genera dudas en el fútbol argentino

Desde la cuarta categoría hasta los primeros lugares en la élite del balompié argentino, Barracas Central ha experimentado un ascenso impresionante, aunque su rápido progreso levanta interrogantes por presuntos apoyos de los árbitros derivados de su vínculo con las altas esferas.

Este modesto club del barrio de Barracas en Buenos Aires ha transformado su trayectoria bajo la influencia de su expresidente entre 2001 y 2020, Claudio Chiqui Tapia, quien dirige con éxito la Asociación del Fútbol Argentino desde 2017.

Tapia cuenta con respaldo en el país de Diego Maradona después de liderar una era triunfal para la selección de Lionel Messi, con el campeonato mundial en Qatar 2022, victorias en la Copa América de 2021 y 2024, y la Finalissima de 2022.

Sin embargo, los indicios de ventajas arbitrales hacia su exequipo, que circulan ampliamente en las redes y ocupan las portadas de la prensa especializada, arrojan sombras sobre los logros de este conjunto con escasa historia competitiva en más de cien años de existencia.

En la semana pasada surgió polémica por faltas penales ignoradas y tarjetas rojas dudosas a jugadores contrarios durante la recta final de la fase regular del torneo Clausura, donde Barracas, en el cuarto puesto del Grupo A, mantiene opciones de playoffs con solo dos jornadas por disputar.

El incidente que más impacto causó fue la decisión de designar nuevamente al árbitro Nicolás Lamolina para un encuentro poco después de que expulsara al mediocampista de Barracas Iván Tapia, hijo de Chiqui, en la derrota por 3-1 frente a Boca Juniors el 27 de octubre.

La historia que se narra no refleja la realidad, sostiene el preparador del equipo albirrojo, Rubén Darío Insúa. Siempre que Barracas cae derrotado, nadie indaga sobre las decisiones arbitrales.

Impulsos autoritarios

Barracas Central destacó en el fútbol no profesional durante las primeras décadas del siglo XX, pero descendió luego a las divisiones inferiores, donde se mantuvo en la oscuridad durante casi ochenta años.

El rumbo del club varió con la llegada de Tapia, quien ha rechazado las acusaciones de favoritismos por parte de los referees.

Al principio como jugador a inicios de los 1980 y dos décadas más tarde como directivo, cuando la entidad atravesaba serias dificultades y rozaba el descenso a la quinta división.

Barracas representa el sueño de un individuo con tendencias autoritarias, Claudio Chiqui Tapia, para quien la claridad no parece una prioridad, comentó a la AFP Cristian Grosso, coautor del libro Pesadilla, retratos de un fútbol en crisis.

En 2001, a petición de varios miembros del club, Chiqui, con 33 años en ese momento, tomó las riendas de la presidencia. Evitó un nuevo descenso y atrajo como auspiciante al influyente sindicato de camioneros, dirigido por su suegro de entonces, el líder obrero Hugo Moyano.

Tras siete campañas, el equipo ascendió a la tercera división y sus aficionados solicitaron que el estadio recientemente renovado llevara el nombre de Claudio Chiqui Tapia, situado próximo al centro de Buenos Aires y con capacidad cuadruplicada hasta 12.000 personas.

El avance continuó. Logró el salto a la segunda categoría y en diciembre de 2021 alcanzó la primera división con un plantel que incluía a Matías e Iván Tapia, hijos de Chiqui, quien ya presidía la AFA en esa época.

Matías, de 29 años, ocupa ahora la presidencia del club.

Recuerdos de Arsenal

Para esa altura, el vertiginoso progreso ya atraía miradas. Entre los aficionados al deporte se fortaleció la percepción de que Barracas Central obtenía puntos gracias a fallos arbitrales benignos.

El conjunto actual se encuentra cerca de acceder a la Copa Sudamericana 2026, lo que supondría su debut en competiciones continentales.

Barracas accedió a la máxima categoría envuelto en una serie de polémicas arbitrales que persisten en la élite, declara Grosso.

En lugar de reprochar, la mayor parte de los líderes del fútbol han respaldado a Tapia, cuyo cargo en la AFA se extiende hasta 2028.

Únicamente Estudiantes de La Plata, bajo la dirección del exjugador Juan Sebastián La Brujita Verón, y Talleres de Córdoba se han pronunciado en contra, si bien los de Córdoba rectificaron su postura después.

Desearía algo más de normas transparentes, criticó el entrenador de River Plate, Marcelo Gallardo, tras vencer a Barracas en 2024 a pesar de un arbitraje altamente controvertido.

El enfoque individualista de Chiqui evoca para muchos la administración de Julio Grondona, el difunto líder absoluto de la AFA entre 1979 y 2014, y antiguo vicepresidente de la FIFA.

El club familiar de los Grondona, Arsenal de Sarandí, ganador de la Copa Sudamericana 2007 y del Clausura 2012, también enfrentó señalamientos por supuestos privilegios arbitrales en la era de Grondona al frente de la AFA.