Tento článek není dostupný v Czech. Zobrazuje se v Spanish.

Colombia, varada en el umbral del triunfo

Colombia, varada en el umbral del triunfo

El paso final hacia el éxito, aquel que distingue a los vencedores del resto, ha resultado esquivo de manera constante para el fútbol de Colombia. La pérdida por 1-0 frente a Argentina en las semifinales del Mundial Sub-20 de Chile 2025 ilustra un problema recurrente tanto en las selecciones nacionales como en los clubes.

Desde el remoto año 2001, cuando Colombia se llevó su única Copa América en un entorno marcado por la violencia que apartó a Argentina y forzó a Brasil y Uruguay a presentar plantillas secundarias, ha transcurrido mucho tiempo. 

Desde ese momento, ninguna selección colombiana ha experimentado un logro comparable. Después de cada revés, se habla de una presunta fragilidad mental en los jugadores locales para destacar en los encuentros decisivos. 

La Sub-20 albergaba el miércoles la esperanza de alcanzar su primera final en un Mundial juvenil, con el objetivo de mejorar el tercer puesto conseguido en Emiratos Árabes Unidos en 2003. Sin embargo, los espectros del ayer no cedieron y el conjunto dirigido por César Torres se topó de nuevo con el muro de la decepción.

"Este país se merece una victoria, pero no basta con merecerla, hay que pelear y competir de verdad", expresó con tristeza Torres. "Hemos fallado, ansiábamos traer un trofeo a Colombia (...) Hay que asumir el sufrimiento, digerirlo (...) Ahora toca perseguir el tercer puesto".

El mismo amargo sentimiento que experimentó Torres lo padeció, apenas un año antes, el argentino Néstor Lorenzo al mando de la selección mayor, al caer en la prórroga de la final de la Copa América en Estados Unidos ante la Argentina (1-0), vigente campeona del mundo, que con ese triunfo en Miami se coronaba bicampeona continental.

Maestros en hazañas parciales

Colombia está habituada a festejar proezas memorables, algunas tan sorprendentes que asombraron hasta a sus propios actores: el 5-0 sobre Argentina en Buenos Aires en las clasificatorias para el Mundial de Estados Unidos 1994, o el empate sufrido 1-1 con Alemania en la fase de grupos de Italia 1990.

Más recientemente, la Colombia de José Pékerman llegó a cuartos de final en Brasil 2014 (derrota 2-1 ante los locales), el mejor desempeño de la absoluta en un Mundial senior. Y la Bota de Oro de James Rodríguez, como máximo goleador con seis tantos, se vivió casi como una conquista, impulsando al joven estrella hacia el Real Madrid.

Y algo similar ha ocurrido en otras ediciones de la Copa América y Mundiales juveniles.

Incluso en la selección femenina. La aparición de la habilidosa Linda Caicedo generó entusiasmo, pero la maldición del obstáculo final también las alcanzó: el equipo se detuvo en cuartos de final del Mundial de Australia 2023 (2-1 contra Inglaterra), su mejor actuación en tres apariciones.

En París 2024, el oro olímpico también las evadió, dejándolas en cuartos de final, donde cayeron en penales ante la campeona mundial España, después de liderar 2-0 al final de los 90 minutos. Y en las dos Copas América más recientes, 2022 (1-0) y 2025 (5-4 en penales), Brasil las hizo sufrir de nuevo al vencerlas en ambas finales.

"¿Cuándo nos llegará por fin?"

Los clubes colombianos tampoco han eludido el peso de la frustración, siempre rozando el éxito sin alcanzarlo.

El América de Cali representa como ninguno esa maldición: cayó en tres finales seguidas de la Copa Libertadores entre 1986 y 1988, y añadió otra derrota en 1996, consolidando su legado de trofeos perdidos en la competición sudamericana de clubes más prestigiosa.

Al Atlético Nacional, bicampeón de la Libertadores en 1989 y 2016, se le escapó la gloria en 1995 al perder la final. Y el Deportivo Cali tuvo que resignarse a ser subcampeón en 1978 y 1999.

A esa lista de avances frustrados hacia el éxito se añadió el miércoles la derrota de la Sub-20, que impactó profundamente a los aficionados colombianos. Y nadie como el icónico Pibe Valderrama para capturar esa desilusión en sus perfiles sociales, con el desenfado caribeño que lo distinguió siempre en el campo.

"¡No puede ser... ¿cuándo nos va a llegar! Hay que perseverar, hermano... hay que seguir adelante, jóvenes. Esa primera vez, ¿cuándo llegará, vamos! (...) No sé a qué generación le tocará, pero nos llegará, siempre existe una primera ocasión (...) ¡Qué fastidio, vamos!", manifestó entre optimismo y desánimo el legendario capitán colombiano.